Irina y Emilia se quedan atrapadas en Santos mientras viajaban hacia Islandia, un pequeño pueblo en la Amazonía peruana. Emilia asume el papel de maestra y su dedicación impacta profundamente a la comunidad. Con el tiempo, su influencia se vuelve más notable: el pueblo florece gracias a la educación que ella proporciona, dejando un legado perdurable que destaca el poder transformador del amor y el conocimiento.