Las altas cordilleras de las montañas se alzan por encima de las nubes. Por momentos parecen fundirse con el mismo cielo. No existe dios y tampoco el diablo. Estamos en las alturas de los Andes peruanos, a más de 5000 metros sobre el nivel del mar, donde Celestino, un ermitaño campesino empieza un viaje de sanación con su vaca Samichay, desde la soledad y altura de los andes hasta el caos de la urbanización y los pueblos.