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Papa Francisco en el cine: un líder espiritual que también deja huella en la pantalla

Desde que Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco en 2013, su figura ha trascendido los confines del Vaticano para instalarse también en el corazón de la cultura pop. El cine no ha sido ajeno a su carisma, y en los últimos años se ha convertido en un terreno fértil para explorar su historia, su pensamiento y su forma de ver el mundo.

Pero más allá del interés biográfico, ¿por qué la industria del cine se ha volcado en contar su vida y sus ideas? La respuesta va más allá de la religión: tiene que ver con humanidad, justicia social, y con una mirada del mundo profundamente cinematográfica.

Un cinéfilo con espíritu neorrealista

No es casualidad que el Papa Francisco tenga una relación tan cercana con el cine. De joven, en Buenos Aires, solía asistir al cine con sus padres y hermanos, y confesó en más de una ocasión su admiración por el neorrealismo italiano. Películas como Roma, ciudad abierta de Roberto Rossellini no solo marcaron su formación personal, sino también su visión del dolor humano y la esperanza colectiva.

Ese amor por el cine lo ha mantenido hasta hoy, no como una simple distracción, sino como una herramienta de conexión con la memoria y con las emociones profundas. En sus palabras, “el cine crea memoria, despierta el alma y puede transformar a quien lo ve”.

De Buenos Aires al Vaticano: biografías, documentales y ficción

El primer gran retrato cinematográfico de Francisco fue Francisco: El padre Jorge (2015), protagonizada por Darío Grandinetti. Esta cinta narra su vida desde sus primeros pasos en el sacerdocio hasta su llegada al papado, sin evitar los episodios complejos como su rol durante la dictadura argentina. En el mismo año, se estrenó Llámame Francisco, una miniserie italiana que apostó por una narración más emotiva y cercana.

El documental El Papa Francisco: Un hombre de palabra (2018), del director Wim Wenders, marcó un antes y un después. Aquí, Francisco habla directamente a cámara, sin intermediarios, sobre temas como el medio ambiente, la pobreza y la paz. No es un retrato tradicional: es casi un manifiesto visual de su pensamiento.

Y si de controversia se trata, Francesco (2020), de Evgeny Afineevsky, dio que hablar en todo el mundo por incluir sus declaraciones sobre la necesidad de reconocer legalmente las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Una muestra más de su apertura y de cómo el cine se ha convertido en un canal para amplificar su mensaje.

Ficción inspirada en hechos reales: el caso “Los dos Papas”

Aunque Los dos Papas (2019) no es un biopic puro, sí se inspira en el diálogo imaginado entre Benedicto XVI y Francisco, en un momento clave de la Iglesia moderna. Anthony Hopkins y Jonathan Pryce protagonizan esta cinta dirigida por Fernando Meirelles, que mezcla hechos reales con licencia creativa, y que termina humanizando a dos figuras históricas a través del cine.

Más recientemente, Cónclave (2024), basada en la novela de Robert Harris, se adentra en la elección de un nuevo Papa tras la muerte de un pontífice progresista. Aunque es ficción, el contexto refleja claramente el clima vaticano posterior a la era Francisco, y cómo su legado sigue resonando incluso en los relatos más imaginativos.

Cine y espiritualidad: un legado vivo

La figura del Papa Francisco en el cine es más que una moda. Es un reflejo de su conexión con la gente, con los temas que importan y con la sensibilidad del mundo actual. A través de la gran pantalla, ha logrado algo que pocos líderes religiosos han conseguido: ser comprendido, cuestionado y también admirado por públicos que van mucho más allá del ámbito católico.

El cine, como el propio Francisco, sigue siendo un espejo de nuestra humanidad. Y mientras existan historias que inspiren, la suya seguirá encontrando nuevas formas de contarse.

Walter Meneses

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